Me escapé de mi por un instante, un instante que me pareció un siglo entero, me escapé, huí de mi agonía, de todo, para calmar aquella soledad que invadía mi vida y se consumía su luz, vacié mi garganta de gritos ahogados en silencios vanos, peregriné temerosa sin mis duelos crucificados en el recuerdo, en ese único recuerdo que monopoliza mi destino y me vuelve de ti eternamente…
Escapé de mi o de ti que es lo mismo porque desde que te marchaste dejaste impregnado tu espíritu en mi alma, en mis días, en mis noches, me dejaste tatuado el amor en la nostalgia y duele, duele tanto que sangra tu adiós por estos costados rotos de mi corazón…
Sigue vistiéndome de oscuro el sueño que te dedico cada noche, el sueño intacto de tenerte cerca nuevamente, aunque intento y huyo de todo sigo siendo tuya, aunque ya definitivamente no eres mío…
Confío mis tristezas a las sombras reflejada en los espejos para hacer más pequeña esta soledad, confío mis lágrimas a las gotas de lluvias que azotan los cristales de mi ventana para mezclarla con el llanto del cielo gris y de mis ojos negros…
Me escapo por un instante de mis cicatrices, dejando su ardor en un recuerdo de cristal que se rompe y rehace en cada pensamiento, me escapo de aquella cárcel imaginaria que me roba la libertad de sentir, huyo, pero al mirar a mis costados me doy cuenta que te escapas conmigo y ya no puedo alejarte, me resigno a llorarte, a seguirte amando por la eternidad y en el mas hermético silencio.
AUTORA :DALIA HERNANDEZ.
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