En la caja secreta de mis recuerdos, te vuelvo eterno amor de mis delirios, y aunque sé que te he perdido de vez en cuando regreso a mi refugio y revuelvo las huellas que dejaste en mi memoria, deshojo el dolor de tu ausencia entre el húmedo rosario de mis lágrimas y me bebo esta soledad insoportable con la magia de un suspiro que se crea entre la distancia de tu olvido y mi agonía…
A veces cuando esa soledad de la que te hablo me sorprende girando por las habitaciones de la casa, perdida, ausente, esclava de ti, me dejo caer en la incertidumbre de un abismo que me absorbe dejándome completamente vacía pero con las fuerzas renovadas de tu existencia en la mía…
A veces tus recuerdos brotan de la nada como un torbellino imparable…
Se esparcen, inundan, colonizan cada rincón de la casa, cada espacio de mi cuerpo, de mi mente, de mi alma, cuando eso sucede el llanto se vuelve un tirano que arde, un monstruo solitario y silencioso que aturde empuñando mis oídos, arrancándome las entrañas…
Cuando eso me sucede amor, mi alma se rinde, se queda agotada y entonces esa ausencia se me vuelve murmullo, se transforma en canto penoso, cuando el alma se queda estática el cielo se esconde entre nubes grises y las siestas de verano pierden el color del arcoíris, cuando el alma se queda sin entrañas de tanto añorarte, el mar se ahoga en su azul profundo y mi sueño confía a tu espacio vacío que el cansancio gana…
AUTORA:DALIA HERNANDEZ
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