Tengo ante mi una Mañana de mar y cielo , gentes que caminan por caminar ,. No hay horizonte. Un pequeño velero navegara seguramente por el mar, ¡qué más da lo que yo perciba! Lo que cuenta es la realidad del que la vive. En la lejanía todo parece lo que no es: difusos pensamientos , sin relieve ni color. Por eso yo veo todo diferente a como lo ve ,desde su nave el pescador, y para éste, todo lo que queda en tierra es nada, porque su mundo habita donde él está desde el momento en que zarpó.
Oigo la sonata “Claro de Luna” de Beethoven , y un aroma a vainilla, sin saber su procedencia, llega hasta mi estancia Respiro profunda y repetidamente, sabedora de que se irá al igual que llegó..
Voy y vengo a mi Ventana . Ya no hay velero, ni estela, ni aroma… y Claro de Luna terminó.
Ando matando el tiempo, pero… ¡no! ¿qué digo? Al tiempo no puedes matarlo porque nunca muere, lo que hay que hacer es tratar de engañarlo. Si le hago creer que soy feliz se irá a fastidiar a otra triste soñadora.
Pero hoy ¿qué puede ofrecer el futuro para mi? siendo alguien que va a ninguna parte cada noche; alguien que aún añora despues de tantos años , aquel lugarcito que dejo aquella mañana de invierno, despues de prometer nunca dejarlo .
alguien que no puede olvidar a quien lleva décadas esperandola? Qué puede dar alguien que huye hasta de su silencio, que cuando necesita un alma , sólo tiene el dialogo callado de las sombras; alguien que no puede continuar ni parar; ni ser ni estar; ni morir ni respirar… ¡ni vivir si no estoy bajo las sombras del …... El pueblito que Añoro.
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