Friday, November 18, 2011

APRENDIENDO DE LA VIDA...

Desde siempre le he tenido pánico a la electricidad. Recuerdo que yo tenía unos 7 u 8 años y estaba en la casa de mi tía-paulina  con mi hermanita olga. ,  se me ocurrió la genial idea que podía meter una presilla que agarre de la peluqeria de tia en la ranura   de un tomacorriente, a pesar que mi mamá ya me había advertido que podía correr el riesgo de electrocutarme si alguna vez jugaba con la electricidad. 

Un espantoso hormigueo tembloroso me empezó a recorrer desde mis pequeños deditos hasta el antebrazo y me paralizó los músculos, lo cual impedía que soltara la presilla. Simplemente no podía soltarme. Fue la sensación mas horrible que he experimentado. Yo sabia que si no soltaba eso, me iba a morir achicharrada y me iban a encontrar echando humo . No se como hice, pero pude soltarlo. La sensación de mis músculos siendo azotados por la electricidad me acompañó por varios años . Incluso aún lo recuerdo como si fuese ayer y me da escalosfríos.

Desde entonces, sí algo hace circuito, sí hay un cable pelado, si algo me "hala", yo simplemente salgo huyendo. Ni loca me acerco. Prefiero pagar un electricista o llamar a alguien que sepa de electricidad, pero yo a eso no me acerco.

Y es que así somos los seres humanos. Necesitamos aprender de nuestros errores para así evitar futuros electrocutazos, ...decepciones,  lágrimas, traiciones, corazones "partíos"...

Muchas veces, en mi camino, me encuentro por una calle la cual ya había transitado, y veo que al final, lo único que habrá para mi son lágrimas; retrocedo y me voy por otra calle, por que no quiero volver a vivir el dolor que una vez sufrí.
Claro, a veces el masoquismo, la baja autoestima y la rebeldía nos hace repetir una y otra vez los errores,  y terminamos echándole la culpa a los demás de nuestras fallidas y mal tomadas decisiones.

No, la vida no es dura. La vida es sencilla, somos nosotros los que nos la complicamos al empeñarnos en jugar con los tomacorrientes y enchufes, a pesar que sabemos que son peligrosos. Luego viene el dolor y le echamos la culpa a la vida. 

Si pusieramos más atención a las advertencias que nos hacen... cuantas electrocutadas nos ahorraríamos!!!
Autora:Hilda portilla.


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